martes, 24 de septiembre de 2013

/Autonomía 75. Huracanes, oportunidad para un cambio social

La devastación que han dejado los huracanes Manuel e Ingrid al azotar al país simultáneamente me han provocado dos reflexiones. Una es la preocupación por los efectos del cambio climático que cada vez son más recurrentes y lesivos. Y la otra es el sentimiento de empatía que existe en la gente para ayudar a los demás cuando se encuentran en alguna desgracia.
Cada año se presentan las mismas noticias donde documentan que los desastres y fenómenos naturales son los peores en mucho tiempo. En Europa cada vez son peores las nevadas, en el país tenemos sequías e inundaciones cada vez más devastadoras. En está ocasión, es la primera vez desde 1958 en que coincide la llegada de una tormenta por el Pacífico con otra por el Atlántico. Y también en estos días, pero del otro lado del mundo, se presentó un mega tifón que ha afectado Taiwán y Filipinas. Esto sin duda es un reflejo de los cambios en la naturaleza que están sucediendo a causa de la contaminación y la degradación ambiental provocada por el hombre.
Además, estos no son los únicos retos con los que actualmente se tiene que enfrentar la humanidad. Nos encontramos en momentos críticos donde no se ha podido acabar con la pobreza y las epidemias en el mundo, y donde la desigualdad ha aumentado, tanto dentro de ciudades como entre ellas, así como entre países. Al mismo tiempo, la sociedad se encuentra inmersa en una dinámica donde se consume más por aspiración que por necesidad y la economía supone de forma irreal que hay suficientes recursos para mantener un crecimiento ilimitado (ver /Autonomía74).
Por otro lado, este desastre ha permitido ver otra cara del ser humano. En momentos como este se demuestra que la gente puede unirse y ponerse en la posición del otro para ayudarlo y comprenderlo. Muchas organizaciones no gubernamentales, instituciones públicas y empresas; se han unido para reunir víveres y apoyar a las comunidades más afectadas. Por su parte, Aeroméxico e Interjet proporcionaron vuelos gratuitos para rescatar a turistas que se encontraban en las zonas de desastre.
No obstante, gran parte de los mexicanos han estado acostumbrados a que el gobierno resuelva todos los problemas que tienen aun cuando no sea su facultad hacerlo. Esto es una costumbre que se ha mantenido pues, antes de la transición democrática, es decir, cuando el PRI era el partido hegemónico y ostentaba la mayoría de los puestos públicos, para resolver algún problema (público e incluso privado) tenía que ser exclusivamente a través del partido o con el favor de conocidos o amigos dentro de él.
A partir de los años noventa el país ha seguido un proceso de democratización donde cada vez los ciudadanos y la sociedad organizada, así como otros actores, tienen un mayor peso e influencia para resolver los problemas públicos. Esto se ha dado en conjunto con un acelerado avance de la tecnología que se ha convertido en una herramienta esencial para detonar movimientos sociales que logran cambios en la sociedad. Estos métodos y medios interactivos de participación aseguran que la voz de cada persona sea escuchada y sienta un dialogo social que permite enriquecer y mejorar las políticas públicas y las acciones sociales.
Es así que nos encontramos en un momento crucial en la historia, pues tenemos problemas que nunca se habían presentado o con la misma magnitud, pero asimismo, la solución está en nosotros y es más fuerte como nunca antes. Cada vez hay más casos donde el gobierno, la iniciativa privada, organizaciones sociales y la ciudadanía en general se unen y logran grandes transformaciones sociales, económicas y ambientales.
Es un punto de inflexión en la historia de la humanidad para cambiar de desesperación a esperanza, ambición a compasión, empobrecimiento a empoderamiento. Es un momento crítico pero con una gran oportunidad de construir una sociedad incluyente que permita a sus integrantes alcanzar su máximo potencial y bienestar. Sin embargo, para ello se requiere nuevos sistemas, políticas e instituciones; pero no sólo eso, un cambio efectivo se logra con una transformación de la conciencia individual y del comportamiento y cultura colectiva.
¿Qué si en realidad estos son los tiempos y que de hecho nosotros somos las personas indicadas para detonar un cambio social?